Corrían los primeros tiempos de nuestra televisión y veíamos anuncios como este:
Hay algo de terrorífico en los 30 segundos que dura, en sus dulces miradas, en la forma de llevarse el tenedor a la boca, en la salida de las bambalinas de ella, en el ¡qué bueno te ha salido! de él, en los momentos felices que ella espera tener, en el afeitado del marido…