Igualdad

En el último suplemento del NY Times que aparece semanalmente en castellano en algunos medios, encontramos este artículo de Michael Stackman sobre los logros de las mujeres argelinas. Del mismo obtenemos esta información:

  

En Argelia una silenciosa revolución está en marcha: las mujeres surgen como una fuerza económica y política sin precedente en el resto del mundo árabe. Las mujeres componen el 70 por ciento de los abogados y el 60 por ciento de los jueces del país. Dominan la medicina y, cada vez, contribuyen más al ingreso familiar que los hombres. El sesenta por ciento de los estudiantes universitarios son mujeres, dicen investigadores de estudios superiores.

En una región donde el sexo femenino tiene una presencia pública indudablemente discreta, las argelinas están visibles en todas partes: comienzan a conducir autobuses y taxis, atienden gasolineras y son camareras.

Aunque los hombres aún poseen todas las palancas formales del poder y ellas constituyen sólo el 20 por ciento de la fuerza laboral, eso es más del doble del índice de la generación anterior, y también parecen apoderarse de la maquinaria del estado.

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Quienes estudian la región dicen estar sorprendidos por los datos, pero sugieren que la explicación podría radicar en el sistema educativo y el mercado laboral. Los estudios universitarios ya no son considerados una ruta verosímil hacia una trayectoria profesional o el bienestar económico, por lo que muchos hombres deciden no estudiar y tratan de encontrar trabajo o simplemente dejan el país. Pero para las mujeres, los estudios universitarios las sacan de la casa y les permiten posicionarse mejor en la sociedad.

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Las mujeres son más religiosas que las de generaciones anteriores, y más modernas. Se cubren la cabeza y envuelven su cuerpo en las prendas islámicas tradicionales, oran, acuden a la mezquita y trabajan, frecuentemente al lado de hombres, lo que alguna vez fue considerado un tabú. Los sociólogos y muchas trabajadoras dicen que las mujeres de Argelia, al adoptar la religión y usar la prenda islámica para cubrirse la cabeza llamada hijab, se han liberado, de hecho, de las restricciones y los juicios morales impuestos por los hombres.

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En algunos barrios, por ejemplo, los índices de natalidad parecen haber caído y el tamaño de los grupos escolares en las primarias ha disminuido casi a la mitad. Parece que las mujeres ahora aplazan el matrimonio para terminar sus estudios, aunque la demora en los casamientos también es una función del alto índice de desempleo. En el pasado, las mujeres se casaban a los 17 ó 18 años, pero ahora contraen matrimonio, como promedio, a los 29…

 

 

Amina, la mujer que en 2003 salvó la vida tras una gran campaña internacional, está en nuestro país.

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